
Prevención para padres. Existen muchas cosas que la familia puede hacer para prevenir los trastornos alimentarios. Estas son algunas de ellas:
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Estas son algunas de las líneas principales que deben seguirse a la hora de tratar con una persona de la que se sospecha que padece trastornos alimentarios.
- No niegues a tus hijos la guía paterna, pero recuerda siempre que necesitan desarrollar sus habilidades como futuros adultos. No es un bebé.
- Háblale con confianza y preocupación. No tengas miedo de ser tan claro como sea posible.
- Evita concentrarte en su aspecto. Comentarios como "¡ya estás demasiado delgada!" o "¡qué dices, con lo bien que estás!" no hacen otra cosa que aumentar sus obsesiones con el aspecto corporal.
- Explícale honestamente por qué sospechas que sufre un trastorno alimentario. Cuéntale lo que has observado, no le prepares "trampas"; no es una discusión a ver quién gana. Por ejemplo, es correcto decir: "Me he dado cuenta que te estás saltando comidas, que comes menos en cada comida y que haces demasiado ejercicio. Es obvio que estás perdiendo mucho peso. Me preocupa tu salud".
- Cuando comience el tratamiento, sé natural y cariñoso, pero no discutas sobre la comida, el peso o el aspecto. No insistas en que coma o cambie sus actitudes; conforme el tratamiento progrese, lo hará de forma natural.
Recuerda siempre sus intensos sentimientos de miedo e inadaptación. Los castigos, los enfados y la impaciencia no harán otra cosa que agravar los síntomas. Sé natural y cariñoso, pero no premies el comportamiento enfermizo ignorándolo. Tienes un problema; quizás estas ideas te ayuden:
- Reúne información, consigue datos sobre el tratamiento en un centro de salud o preguntando al personal educativo. Obtén ayuda voluntaria. Ni se te ocurra pensar que ésto es algo "que debes manejar tu solo". No puedes.
- De manera cariñosa y sin hacer juicios de valor, dile a la persona lo que has observado y sugiérele que debe buscar consejo médico y sicológico.
- Si es un menor, habla de lo que has observado con sus padres (si es que no es tu hijo).
- Si la persona afectada o sus padres no quieren reconocer que hay un problema, consulta con educadores, supervisores, psicólogos, la asistencia social, asociaciones de apoyo...
La familia no cura los trastornos alimentarios; ésto tienes que tenerlo claro. Pero si no llevas cuidado, la propia familia puede ser otra víctima de la enfermedad. Te ofrecemos algunos consejos para evitarlo.
LO QUE HAY QUE HACER | LO QUE NO HAY QUE HACER |
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No permitas que la culpabilidad o la depresión te coman el tiempo. Puedes ayudar a la recuperación con una actitud positiva y haciendo lo que necesites hacer. |